Cómo elegir una guitarra artesana, por Cristina Ramírez

Guitarras artesanales

Actualmente hay muy buen nivel en las guitarras construidas artesanalmente. Gente con más tradición o gente nueva ha conseguido una calidad tan buena que hace que la competencia se vuelva muy interesante y entretenida. Voy a hablar de cómo yo, como guitarrera, elegiría una guitarra, pero advirtiendo de que en la elección entra en juego un concepto tan volátil como es el gusto de cada cual y en eso ni quiero ni puedo meterme.

La primera de las preguntas que nos tenemos que hacer es qué tipo de música vamos a interpretar con el instrumento: flamenco, clásica, popular, jazz,… Una vez escogido el estilo o estilos entraremos en la selección, aunque yo no descartaría ninguna opción. Por fortuna actualmente hay guitarristas clásicos con guitarras flamencas y flamencos con guitarras clásicas aflamencadas (adaptadas a la altura que se requiere para esta música y para el guitarrista en particular), porque la búsqueda del sonido es algo muy personal y no admite ninguna etiqueta, aunque los estándares atiendan a lo que se pide habitualmente para cada estilo.

Uno de los elementos más importantes es la comodidad, como estamos hablando de instrumentos de calidad, voy a descartar los problemas de montaje o de construcción. Es cierto que a mayor tiro mayor proyección, pero de nada va a servir si no está cómodo el instrumentista y no puede interpretar a gusto, porque no va a conseguir el mejor resultado, e incluso puede llevarse como premio una lesión. Esto lo podemos trasladar también a la tensión de las cuerdas que es otra de las preguntas más frecuentes que nos hacen. Lo suyo es tocar cómodo para no tener límites o interferencias a la hora de disfrutar de la música.

La altura de las cuerdas dependerá del estilo y del guitarrista. Normalmente en el flamenco nos suelen pedir guitarras muy bajitas, para conseguir velocidad y un sonido percusivo. En el clásico sin embargo les gusta el sonido limpio y con más proyección que pide una mayor altura, pero todo dependerá de la técnica y la forma de tocar de cada uno.

Si abrimos la mente y nos dejamos llevar, entraremos en el mundo maravilloso de los colores y de los timbres que nos ofrecen las maderas. Aunque lo cierto es que lo que determina el sonido es la tapa, los aros y el fondo también tienen mucho que decir. Describir el sonido nunca ha sido tarea fácil y voy a intentar que, a través de mi imaginación, podáis escuchar lo que yo escucho (aunque estamos hablando de algo tan subjetivo como es la percepción). La calidez del cedro y su profundidad aterciopelada con graves potentes o el brillo coloreado del abeto y sus agudos presentes en la tapa. En los aros y el fondo reposa el palosanto profundo, estable y oscuro, más cristalino si es palosanto de Río y con bajos robustos en el Madagascar, siendo la India el punto medio de los tres. El ciprés con su brillo y sus agudos, el arce con esa claridad metálica… La cuestión es buscar el sonido que se adaptará a tu forma de tocar y que dará forma a ese sonido que te hace único.

¿Gomalaca, poliuretano u otras variantes? Otra vez el esquivo gusto…, que para unos la muñequilla les da lo que buscan y para otros la proyección y los armónicos que consiguen con el poliuretano es lo que quieren encontrar. De nuevo recomendamos no ir acompañados de ideas preconcebidas, sino acudir a la práctica para probar y probar. No hay mejor decisión que la de recorrer varios talleres y tiendas con tiempo para experimentar, pensar y decidir. En el flamenco suele gustar más el barniz sintético, pero todo dependerá de quien toque. Soy tan insistente en el tema de ir liberado de ideas a la hora de testear un instrumento, porque no es la primera vez que un guitarrista, tras decirme que sólo le gusta la opción A, le he dado a probar distintas guitarras sin decir si lleva la variante A o B, acaba eligiendo B.

Por último, algunos alumnos o guitarristas van acompañados de un profesor o amigo guitarrista y esto está muy bien. Un punto de vista externo puede poner luz sobre ciertas dudas, aunque la elección siempre será personal. Me guardaré como sabio consejo las palabras de mi abuelo en su libro En Torno a la Guitarra (que pronto reeditaremos en inglés): “Quien ayuda a elegir, debe de colocarse a una distancia no menor de diez metros, y el guitarrista no debe de forzar el sonido en ningún momento, buscando la calidad, que es lo que realmente se proyecta, y no hay que olvidar que la guitarra es fundamentalmente un instrumento íntimo”. En la época de mi abuelo los equipos y, sobre todo los micrófonos, no tenían la calidad de hoy en día, y además no existían otras tecnologías que más tarde se aplicaron como el carbono o el nómex que aumentaron la proyección. Sin embargo, la Guitarra Española tiene esa esencia íntima que la diferencia del resto de instrumentos y, en nuestra opinión, es un error sacrificar la calidad de sonido por un mayor volumen pero, de acuerdo con nuestra experiencia, se pueden conseguir resultados en ambas direcciones con mucha investigación, mimo y cuidado.

El instrumento debe pensarse como un compañero de vida y, al igual que no es recomendable dejar en manos de un familiar o amigo la elección de una pareja, de una casa, de un coche etc., tampoco es aconsejable hacerlo en este caso. Como he indicado al principio del artículo, todo dependerá del gusto de la persona que esté probando y como ejemplo os contaré dos anécdotas. Un importante guitarrista flamenco vino a la tienda para seleccionar una guitarra que quería adquirir. Nosotros preparamos varias opciones y dejamos a la vista, pero no mucho, la que menos nos había gustado. Probó todas las que nosotros pensábamos que eran mejores, pero no parecía muy convencido, entonces se fijó en la que teníamos no tan “a mano” y la probó y tuvo lo que coloquialmente se llama “un amor a primera vista”. 

Otra anécdota se produjo con una guitarra que hicimos con arce. Otro conocido guitarrista flamenco la probó y me dijo que no le gustaba nada, que tenía un sonido que no le convencía. Ahí quedó la cosa, la guitarra fue probada por otros guitarristas que no opinaban lo mismo que el primero, hasta que llegó el que se enamoró de ella y se la tuvo que llevar porque “era el sonido que estaba buscando”.

Como conclusión volveré a repetir que la elección de tu guitarra tiene que basarse en la prueba de varios instrumentos, de la meditación, de tu gusto y de tu sensibilidad. Nadie mejor que tú para elegir a tu compañera de viaje.

Cristina Ramírez

www.guitarrasramirez.com